martes, 24 de octubre de 2023

El yelmo de Mambrino (XXI) y el "baciyelmo" (XXV y XLIIII)

 


En este link, puedes ver el momento en que Don Quijote se hace con el yelmo de Mambrino.

En los capítulos XXV y XLIIII se retoma la cuestión:

CAPÍTULO XXV (parodia de las penitencias caballetescas): 

«—Mira, Sancho, por el mismo que denantes juraste te juro—dijo don Quijote— que tienes el más corto entendimiento que tiene ni tuvo escudero en el mundo. ¿Que es posible que en cuanto ha que andas conmigo no has echado de ver que todas las cosas de los caballeros andantes parecen quimeras, necedades y desatinos, y que son todas hechas al revés? Y no porque sea ello ansí, sino porque andan entre nosotros siempre una caterva de encantadores que todas nuestras cosas mudan y truecan, y las vuelven según su gusto y según tienen la gana de favorecernos o destruirnos; y, así, eso que a ti te parece bacía de barbero me parece a mí el yelmo de Mambrino y a otro le parecerá otra cosa. Y fue rara providencia del sabio que es de mi parte hacer que parezca bacía a todos lo que real y verdaderamente es yelmo de Mambrino, a causa que, siendo él de tanta estima, todo el mundo me perseguiría por quitármele, pero como ven que no es más de un bacín de barbero, no se curan de procuralle, como se mostró bien en el que quiso rompelle y le dejó en el suelo sin llevarle, que a fe que si le conociera, que nunca él le dejara. Guárdale, amigo, que por ahora no le he menester, que antes me tengo de quitar todas estas armas y quedar desnudo como cuando nací, si es que me da en voluntad de seguir en mi penitencia más a Roldán que a Amadís

CAPÍTULO XLIIII (en la venta):

Baciyelmo (neologismo cervantino en 1605, contracción de bacía + yelmo). Feliz invención de Sancho, que resuelve con la morfología, componiendo una palabra, lo que la realidad divide, produciendo el enfrentamiento de la venta entre partidarios del yelmo y partidarios de la bacía.

«—Miren vuestras mercedes con qué cara podía decir este escudero que ésta es bacía, y no el yelmo que yo he dicho; y juro por la orden de caballería que profeso que este yelmo fue el mismo que yo le quité, sin haber añadido en él ni quitado cosa alguna.—En eso no hay duda—dijo a esta sazón Sancho—porque desde que mi señor le ganó hasta agora no ha hecho con él más de una batalla, cuando libró a los sin ventura encadenados; y si no fuera por este baciyelmo, no lo pasara entonces muy bien, porque hubo asaz de pedradas en aquel trance.», 


 Todo el capítulo está fuertemente marcado por la construcción de un «mundo al revés»: parte de los personajes, al hacerse cómplices de la locura de DQ, burlándose de él, anticipan ya una línea narrativa que estructurará la Segunda parte.», 

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